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¿Las VUT salvan el turismo rural o lo transforman en su mayor amenaza?

By 15 de octubre de 2025Sin categoría, Turismo5 min read

En agosto, el diario Las Provincias publicó un artículo patrocinado por la plataforma Airbnb titulado “Un informe defiende que las normativas reconozcan el impacto positivo de los alquileres turísticos en la España rural”, en el que se destacaba el papel de las Viviendas de Uso Turístico (VUT) como motor económico y generador de empleo en municipios pequeños.

A raíz de esta publicación, Alberto Galloso, Socio/Director de Soluciones Turísticas, comparte su visión crítica y reflexiva sobre esta realidad, analizando las consecuencias que este fenómeno está generando en los destinos rurales y en su modelo tradicional de alojamiento.

No soy mucho yo de ir contra ninguna tipología de empresa turística o de estigmatizar un producto o incluso un destino, pero lo que está pasando con las VUTs y la dejadez de una parte importante de la administración es para hacérselo mirar en un país tan turístico como es España. Es verdad que tampoco tienen las VUTs toda la responsabilidad sobre el grave problema que este país tiene con la vivienda, gran parte provocado por la falta de inversión pública de los últimos 50 años en la construcción de vivienda pública por parte de las distintas administraciones.

Por tanto, antes de empezar, dejo claro que: VUT sí, pero ordenada, regulada y controlada. Dicho esto, no deberíamos quedarnos igual cuando, de repente, te encuentras con un artículo pagado en el que se tiene el cuajo de decir, casi, que gracias a las VUT el turismo de interior funciona, pidiendo incluso una regulación ad hoc. Si estás ya en esta línea de mi post, entiendo que habrás visto que este artículo está pagado por una plataforma de comercialización de VUTs; por cierto, la que muchos alabaron como el paradigma de la economía colaborativa en sus inicios (más de 9.200 millones de facturación en 2023), y a la que muy pocos han responsabilizado de parte de este fenómeno que, como bien se evidencia en el artículo, ha traspasado las fronteras de los destinos puramente urbanos para consolidarse en el medio rural.

Si hace tiempo que no has visitado destinos rurales o no trabajas en el sector, y pocas veces tienes relación con empresas de alojamiento turístico rural, este artículo lo podrías comprar. Pero si, por el contrario, conoces algo de la realidad de los destinos rurales, no puedes quedarte impasible. En estos momentos, los municipios rurales están sufriendo la misma problemática con las VUTs que los destinos urbanos. Podría incluso decirse que peor, ya que, en muchas ocasiones, donde antes había una casa rural, ahora hay una VUT.

Aquí es donde viene parte del problema que no se está viendo llegar. Algunos podrían pensar que son lo mismo: alojamiento rural y VUT rural. Pues no. Mientras en una, por lo general, había un modelo de negocio más cercano al cliente final, donde habitualmente había una persona tras la acogida, con un bizcocho recién horneado y la maravillosa frase “si necesitas algo, estamos en la casa al final de la calle”, hoy hay el mismo sistema de auto check-in que en París, que te manda el mismo mensaje de texto vía WhatsApp y se terminó la interacción con el entorno rural. Modelos de negocio totalmente diferentes que, si bien en el caso de Lisboa, Madrid o Valencia podría aceptar, para San Mateu o Cinc Torres me cuesta compartir.

El empresario que hay detrás suele responder también a un perfil diferente: inversor, sin una relación emocional con esa localidad. Normalmente, no aparece por el pueblo salvo para solventar problemas graves, mientras que el del alojamiento rural tradicional mantenía un vínculo cercano con su entorno, trabajaba en el mismo municipio o su área de influencia y, en muchos casos, contaba con su primera o segunda residencia cerca de la casa rural.

Además, no se trata solo de un modelo de negocio distinto: también cambia la relación entre el turista y su entorno de consumo. Ese vínculo solía establecerse a través de los propietarios del alojamiento, que actuaban como punto de conexión con el territorio. Hoy, muchos de ellos ya no están.

El fenómeno de las VUTs en zonas rurales provoca efectos similares a los que ya se conocen en las grandes ciudades. El más evidente: el encarecimiento de la vivienda y, en consecuencia, la dificultad para encontrar alquileres a precios razonables, especialmente para los trabajadores locales. Basta con preguntar en muchos municipios del Pirineo, cercanos a estaciones de esquí, sobre las complicaciones que enfrentan empleados de hoteles, restaurantes o escuelas de esquí para acceder a un alquiler digno.

No pretendo con este post culpabilizar a nadie en particular, ni generalizar mis reflexiones a todo el ecosistema VUT, donde también hay empresarios con modelos de gestión distintos. Pero sí me gustaría invitar a una reflexión colectiva: administración, plataformas, inversores y, por qué no, consumidores. Porque muchas veces, atraídos únicamente por el precio, acabamos eligiendo una VUT frente a una casa rural. Ya sabéis el dicho: “entre todos la mataron y ella sola se murió”.

Desde luego, no comparto lo que plantea el artículo, ni mucho menos lo que esta plataforma está pidiendo de forma tangencial. Si no se actúa, el medio rural se enfrenta a un problema grave respecto a su modelo de alojamiento rural tradicional. Y donde antes existían rurales convertidos al sector primario, o urbanitas convertidos en empresarios rurales, mañana solo quedarán viviendas con grandes soluciones tecnológicas… pero sin alma.

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